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miércoles, 12 de mayo de 2010

El proceso de la Independencia de Paraguay. 1811.

Los acontecimientos desarrollados en Europa influyeron ideológicamente en los americanos, despertando una nueva conciencia en las provincias: La Revolución Francesa, por un lado, abolió la Monarquía y estableció los derechos del Hombre y del Ciudadano (1789); por otro, Napoleón impuso a su hermano, José Bonaparte, como rey de España en 1808.

En la península Ibérica y en América la reacción fue violenta y se crearon Juntas de Gobierno.

Gral. Juan Federico Garay, afirmaba, en sus escritos, que la batalla de Tacuary, librada el 7 de marzo de 1811, facilitó la rápida maduración de la paraguayidad, que se elevó de las cenizas del combate y de la fermentación social de tres siglos de dominación extranjera.
Dos mujeres tuvieron una participación destacada en la revolución de mayo de 1811 y, sobre todo, en los trabajos preparatorios previos. Es de suponer que muchas más habrán tomado parte en esos acontecimientos, pero los nombres que aparecen al lado de Yegros, Francia, Caballero y de la Mora, de acuerdo con la mayoría de los historiadores, son los de Facunda Speratti y Juana María de Lara de Díaz de Bedoya.
Facunda Speratti era, hacia los años 1811, la novia de Fulgencio Yegros, más tarde habrían de contraer matrimonio, y en ese entonces vivía en la casa de los Martínez Sanz (llamada ahora la Casa de la Independencia), el lugar donde se realizaban las reuniones preparatorias del alzamiento.
Facunda hacía parte del grupo conspirador y se cuenta que tuvo destacada actuación en el silencioso trabajo de urdimbre (-trama, red,) de la rebelión.


En Paraguay, el interés independentista tuvo dos corrientes: una, por la autonomía política, fuertemente ligada a grupos de productores y comerciantes vinculados al Río de la Plata; otra, deseaba independizarse totalmente de España y de la Gobernación del Río de la Plata.

Como corolario a muchos acontecimientos previos, Pedro Juan Caballero asumió al comando junto a Vicente Ignacio Iturbe y exigieron la renuncia del Gobernador Velazco, en la noche del 14 de mayo de 1811.

Al lado de Pedro Juan Caballero, de Fulgencio Yegros, de Rodriguez de Francia, de Fernando de la Mora, Iturbe, Molas, etc., figuraban dos mujeres muy destacadas en las gestas revolucionarias: Doña Facunda Speratti y Doña Juana María de Lara de Díaz de Bedoya.

Vicente Morales, cura párroco de la Catedral de Asunción, echó las campanas al vuelo convocando a la plaza en la noche del 14 de mayo de 1811.

Al declararse la Independencia del Paraguay el 14 de mayo de 1811, el sistema colonial de trueque había desaparecido con la introducción de las monedas españolas. Circulaban el "peso", el "real" y el "cuartillo" con el agregado de "corriente". El peso corriente valía 8 pesos.

El oro y la plata, por su valor intrínseco, eran atesorados y se utilizaban como referencia en los cambios.

El balance presentado por el último gobernador español en el Paraguay, Don Bernardo de Velazco, indicaba un buen movimiento financiero, resultado de los créditos en las Factorías del Estanco del Tabaco en Buenos Aires, negocio de los peninsulares de ambas capitales en sociedad, demostrando que la carestía artificial en la Provincia era debido al pago de arbitrarias sumas en los puertos de Buenos Aires y de Santa Fé por la explotación de sus productos.

La Junta Superior Gubernativa de 1811

El congreso del 17 de junio de 1811 resolvió formar una Junta Superior Gubernativa, eligiendo presidente de la misma al Tte. Cnel. Fulgencio Yegros y como vocales, al Dr. José Gaspar Rodriguez de Francia, al Capitán Pedro Juan Caballero, al Presbítero Francisco Xavier Bogarín y a Don Fernando de la Mora.

Dos cláusulas, aprobadas en el aspecto económico, dieron impulso a nuestro incipiente comercio independiente: La primera establecía que se dejaría de pagar a Buenos Aires los impuestos de Sisa y Arbitrio por cada tercio de yerba paraguaya, a fin de que el Paraguay lo percibiera en su provecho; y la segunda, que se extinguiera el Estanco del Tabaco y su existencia fuera vendida y destinada a la defensa del país, naciendo la "POLÍTICA PROTECCIONISTA".

Con estas decisiones, se puede demostrar que una de las causas relevantes de nuestra independencia fue la económica, pues al liberarse de las pesadas obligaciones impositivas, el Paraguay empezó a ordenar su propia administración.

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